El Ford AA de 1929 fue la versión industrial del exitoso Ford Model A, y se convirtió en uno de los camiones ligeros más versátiles de su tiempo. Su denominación “AA” indicaba un chasis más robusto y una capacidad de carga superior, cualidades que lo hicieron ideal para el transporte comercial y agrícola. La variante Wine Truck —destinada al transporte de barricas y mercancías delicadas— era especialmente popular en regiones vinícolas, donde Ford supo adaptar su diseño a las necesidades del sector.

El modelo estaba impulsado por el mismo motor del Model A: un bloque de cuatro cilindros y 3.3 litros capaz de entregar 40 CV. Sin embargo, el Ford AA incorporaba una transmisión de relación más corta y un chasis reforzado que permitía transportar hasta 1.5 toneladas de carga. Su estructura era más alta y robusta, con ejes traseros dobles y llantas de acero de gran resistencia. La velocidad máxima rondaba los 70 km/h, pero su verdadera fortaleza residía en la fiabilidad y durabilidad.

La versión Wine Truck solía equiparse con una plataforma de madera reforzada y sistemas de amarre especiales para asegurar barriles durante el transporte. Era habitual en bodegas y negocios de distribución, convirtiéndose en un aliado indispensable para la economía rural de los años veinte.

El Ford AA representó la expansión del concepto de movilidad hacia el ámbito laboral. Mientras el Model A motorizaba a las familias, el AA motorizaba el trabajo. Su simplicidad mecánica, bajo mantenimiento y capacidad de adaptación lo convirtieron en un referente de la automoción comercial.

Hoy, el Ford AA es una pieza codiciada por coleccionistas de vehículos industriales clásicos. Su versión Wine combina la funcionalidad con la historia del comercio y la cultura del vino, evocando una época en la que el ingenio y la mecánica se unían para impulsar el progreso.