El Rolls-Royce Phantom III Windovers de 1937 representa la máxima expresión del lujo, la sofisticación y la ingeniería británica de preguerra. Este modelo fue el último Rolls-Royce desarrollado bajo la supervisión directa de Henry Royce, y también el primero en incorporar un motor V12, lo que lo situó a la vanguardia de la tecnología automotriz de su tiempo. La unidad carrozada por Windovers, uno de los carroceros más prestigiosos del Reino Unido, combinaba una mecánica impecable con un diseño exterior e interior de una elegancia sublime.

El Phantom III montaba un motor V12 de 7.3 litros, construido íntegramente en aluminio, que desarrollaba unos 165 CV. Este propulsor proporcionaba una suavidad de marcha inigualable, junto con una aceleración silenciosa y fluida, típica del lema de la marca: “The best car in the world”. Su caja de cambios manual de cuatro velocidades y su sofisticado sistema de suspensión independiente delantera lo convertían en un automóvil avanzado incluso frente a sus competidores más exclusivos.

La carrocería Windovers destacaba por su diseño aerodinámico y su impecable acabado artesanal. Cada detalle, desde la parrilla cromada hasta el interior tapizado en cuero Connolly y madera de nogal, era realizado a mano. El habitáculo posterior, concebido para el confort de los pasajeros más exigentes, incorporaba cortinas, iluminación indirecta y amplios asientos reclinables.

El Phantom III no solo era un símbolo de estatus, sino también una muestra del talento técnico y la obsesión por la perfección que caracterizaban a Rolls-Royce. Fue el coche de elección de aristócratas, jefes de Estado y magnates de la época.

Hoy, el Rolls-Royce Phantom III Windovers es una auténtica joya del coleccionismo, valorado tanto por su rareza como por su excelencia mecánica. Es, sin duda, una de las cumbres del diseño automotriz clásico, un monumento rodante al arte, la precisión y el lujo sin concesiones.