El Ford T Tourer de 1917 es probablemente uno de los automóviles más influyentes jamás construidos. Fabricado por la legendaria marca estadounidense Ford Motor Company, este modelo fue parte de la revolución industrial del automóvil, al ser producido en masa mediante la línea de montaje ideada por Henry Ford. Gracias a esta innovación, el Model T se convirtió en el primer coche verdaderamente accesible para las masas, transformando para siempre la movilidad y la sociedad del siglo XX.
La versión Tourer —o “Touring Car”— era una de las carrocerías más populares del Model T. Diseñada para transportar hasta cinco personas, ofrecía un equilibrio perfecto entre funcionalidad, simplicidad y resistencia. Estaba equipada con un motor de cuatro cilindros en línea y 2.9 litros, capaz de generar unos 20 CV y alcanzar una velocidad máxima cercana a los 70 km/h. Su transmisión planetaria de dos velocidades y su bajo peso lo hacían fácil de manejar incluso para conductores sin experiencia previa.
Construido con materiales robustos y mecánica sencilla, el Ford T podía circular en casi cualquier terreno. Su mantenimiento era mínimo, y sus piezas intercambiables facilitaron enormemente las reparaciones. Este modelo fue clave en la motorización de América y posteriormente del resto del mundo, con más de 15 millones de unidades fabricadas entre 1908 y 1927.
Hoy, el Ford T Tourer es mucho más que un coche clásico: es un símbolo de innovación, progreso y democratización tecnológica. Representa el momento en que el automóvil dejó de ser un lujo reservado a unos pocos para convertirse en un compañero de viaje universal. Su diseño simple, su historia fascinante y su legado lo convierten en una auténtica leyenda sobre ruedas.

