El Renault Type BK de 1909 es un magnífico ejemplo del refinamiento técnico y estético que la marca francesa alcanzó en la primera década del siglo XX. En una época en la que el automóvil empezaba a consolidarse como medio de transporte y símbolo de estatus, Renault se destacó por su combinación de innovación mecánica y elegancia en el diseño. El Type BK formaba parte de la exitosa serie de vehículos equipados con motores de cuatro cilindros, más potentes y fiables que los monocilíndricos de los primeros años.
Este modelo montaba un motor de unos 2.1 litros, capaz de generar alrededor de 12 a 15 CV, lo que le permitía alcanzar velocidades cercanas a los 60 km/h. Incorporaba una transmisión manual de tres velocidades y frenos de tambor traseros, además de una suspensión mediante ballestas semielípticas que garantizaba un rodar relativamente cómodo en caminos aún rudimentarios. Su carrocería, generalmente tipo Landaulet o Torpedo, reflejaba el gusto por la sofisticación y el confort, con interiores tapizados y detalles de madera trabajada a mano.
El Renault BK fue muy apreciado por la burguesía europea y se convirtió en un vehículo habitual tanto en París como en otras capitales del continente. Su fiabilidad mecánica y su estilo distinguido lo situaron como un automóvil de prestigio, pero también como un vehículo de uso cotidiano para clientes exigentes.
Hoy, el Type BK es una auténtica joya histórica. Cada unidad superviviente es testimonio del espíritu pionero de Renault y del avance técnico que marcó el inicio de la era moderna del automóvil. Con su elegante presencia y su impecable mecánica, el BK simboliza el equilibrio perfecto entre arte, ingeniería y tradición.





