El Ferrari 308 GTSi Quattrovalvole de 1983 es una de las versiones más refinadas y evolucionadas de la exitosa serie 308, una línea que marcó una era en Ferrari por su equilibrio entre prestaciones, diseño y fiabilidad. Este modelo, presentado en el Salón de París de 1982, fue una evolución del 308 GTSi original, con importantes mejoras técnicas y estéticas que lo convirtieron en un referente del automóvil deportivo de los años ochenta.

El motor, un V8 de 2.926 cc con inyección Bosch K-Jetronic, incorporaba culatas con cuatro válvulas por cilindro —de ahí su nombre Quattrovalvole—, lo que elevó la potencia hasta los 240 CV. Asociado a una transmisión manual de cinco velocidades y tracción trasera, el coche alcanzaba una velocidad máxima de 250 km/h, con una aceleración de 0 a 100 km/h en menos de 7 segundos. Estas cifras, unidas a su bajo peso y su chasis equilibrado, ofrecían una experiencia de conducción vibrante y precisa.

El diseño, obra de Pininfarina, es uno de los más admirados de la historia de Ferrari. Su carrocería tipo targa —con techo desmontable—, sus proporciones perfectas y su línea baja y agresiva transmiten deportividad y elegancia atemporal. El interior, orientado al conductor, combinaba cuero, metal y una instrumentación clásica de alto nivel.

El 308 GTSi Quattrovalvole fue un coche que trascendió la carretera para convertirse en un icono cultural. Su aparición en la serie “Magnum, P.I.”, conducido por Tom Selleck, lo inmortalizó ante millones de espectadores y consolidó su estatus de mito.

Hoy, el Ferrari 308 GTSi Quattrovalvole (1983) es un clásico muy buscado por su equilibrio entre fiabilidad y emoción pura. Representa el ADN de Ferrari en estado puro: diseño sublime, sonido inconfundible y una conexión directa entre el conductor y la máquina.